
La historia del cine de Cabo Polonio que lleva más de 130 películas en cinco años
- Categoría: Memorias Vivas
- Ubicación: Cabo Polonio
Desde hace cinco años, el pueblo de Cabo Polonio se reúne para disfrutar el buen cine. Desde entonces, más de 130 películas fueron proyectadas en Tatu Teatro.
La idea fue de Mario Sena y Willy Villalobos. "Teníamos ganas de ver cine y no en la computadora. Somos defensores y amantes del cine de sala", comentó Villalobos.
El motivo fue desarrollar un lugar de encuentro y de gozar de una experiencia con buen sonido y calidad de imagen. "Uno se encuentra con los vecinos y de ahí pueden surgir otras cosas como por ejemplo comentar la película", dijeron los organizadores.
El cine funciona desde fines de marzo hasta fines de noviembre. "Lo que tiene de alucinante Cabo Polonio es el lugar, donde las estrellas se ven como casi en ningún lado", agregaron.
La proyección de películas, enfocada a los pobladores, se realiza cuando el Sol se está ocultando. Asisten entre 15 a 20 habitantes en un lugar donde viven todo el año unas 100 personas, sumado a algún turista. "Calculá que estamos proyectando a un poco más de 10% de la población. Es como en Montevideo fueran al cine más de 100.000 personas en una vez", indicaron.
En Cabo Polonio, el cine se convirtió en "un hecho social" donde no se cobra entrada, sino se pasa la gorra. Entre noviembre y marzo la proyección se interrumpe porque los organizadores se enfocan al turismo, principal actividad comercial del balneario.
El cine ha permitido experiencias inolvidables para los pobladores. Por ejemplo, la de aquellas personas que nunca habían tenido la oportunidad de estar en un lugar así.
Los filmes que se elijen no son al azar. “Me parece que por las características de las películas que hemos pasado, tratamos de que luego se siga pensando a lo largo de la semana. Nosotros siempre decimos que las películas son buenas, pero si las pensamos son mejores. Esa es una de nuestras consignas”, manifestaron los organizadores.
El organizador recuerda cuando al principio la gente conversaba durante las películas. Luego, empezaron a mirarlas en silencio. Según Villalobos, eso habla del interés profundo sobre los largometrajes, que disparan pensamientos y reflexiones que luego se comparten en un ágape.